Piojerías
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El piojo se rascaba la cabeza y peine fino -plus 30 minutos- mediante apareció una liendre píoja, lo que le valió una pasada de peine a la hermana píoja, la que tiene el pelo tan finito que se le hacen nudos y nunca se deja peinar. Lo que me empiojó la vida porque tuve que esterilizar peines, lavar sábanas y toallas –obsesiva yo?, naah-, y pasarme el peine fino porque, piojo que se acerque a menos de 50 cm de mi cabeza es piojo que se sube, ponele la firma.
Cuando era pequeña vivía empiojada y no existían las lociones de ahora, así que madre compraba kerosene y me lo colocaba in situ, no quieran saber lo que arde eso en un cuero cabelludo lesionado por el rascado, luego me hacía meter la cabeza en un balde con no-se-que-cosa, o me ahogaba yo, o se ahogaban ellos, era una lucha cuerpo a cuerpo, para finalmente enjuagarme con vinagre blanco, por si no me había ardido lo suficiente. Y como plan Z, llegábamos al corte de pelo.
También recuerdo a mi hermana mirándome fijamente y diciéndome: piojosa!.
Interesante huella mnémica de tan minúsculo visitante.
Jime, 18 de septiembre de 2009, 11:44:20 ART
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