La despedida
»
Ellos eran hermanos, habían nacido en una recóndita provincia del noroeste de Argentina y vaya a saber uno si fue el azar, el destino o las ganas de querer diferenciarse en la elección, uno se dedico a estudiar las distintas religiones y el espíritu del concepto que las representa en cada cultura, y el otro estudio medicina para poder investigar y desarrollar nuevos tratamientos.
Pasados los años, poco iba a importar cual fuera la inclinación temática de cada uno, ya que la madre de ambos se encontraba sumamente enferma, y con la esperanza de poder volver a verlos antes de cerrar su ojos por ultima vez.
Y así fue como luego de viajar distancias descomunales, llegaron a hacer lo que todo hijo y toda madre desea poder hacer en su despedida, la de ambos, la del amor terrenal, la que no puede transmitirse con palabras, la que es única para cada ser humano y para cada relación entre seres humanos.
Lo que siguió fue lo mas parecido a un tramite que pudiera existir, pero ellos sabían que así iba a ser y no expresaron oposición al respecto, sin embargo el peor momento no había sido ese… cuando se vieron por primera vez, después de tantos años de no verse, se abrazaron, cruzaron unas breves y diplomáticas palabras y no pudieron evitar sentirse incómodos.
Había pasado mucho tiempo, habían intercambiado muchas palabras carteadas, creían ser tan distintos y al mismo tiempo resultaron ser tan parecidos, dos inquietos buscadores de respuestas, cada uno en lo suyo, cada uno en el hábitat que les resultara mas confortable, uno místico y el otro científico
Eran hermanos de sangre y sin embargo, se sentían como dos extraños.
Jime,
14 de noviembre de 2004, 12:41:59 ART
