Juliana
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Ya había pasado la mayor parte de su jornada laboral, Juliana no podía creer que en cuestión de media hora, se encontraría con su novio para volver juntos a la morada. Decir que ambos estaban saturados de sus respectivos trabajos es poco. Sin embargo esa minúscula ventana que se habría entre que llegaran al hogar y una hora mas tarde, él tuviera que seguir con sus obligaciones y ella tomar su clase particular de inglés, solo podía asemejarse a un cayo en el caribe rodeado de agua entre verde y turquesa.
Pasaron por la pollería y por la panadería; ella siempre se obsesionaba con no dejar pasar el momento para planear anticipadamente la cena y él, no pretendía cambiarla, sabía que por el amor que le tenía, bien podía aceptar convivir con esos rasgos. Claro que ni bien llegaran ella le ofrecería un té o café con algún sólido para acompañar; pero esa tarde no era necesario, él sentía el estómago algo revuelto, así que acompañados pero independientes, cada uno se dispuso a hacer algún acomodo personal. Las facturas de los servicios en la carpeta azul, la ropa del lavadero que sea para planchar sobre la silla, esa taza que quedó de la mañana mereció ser lavada.
La armonía de ese momento solo podía quebrarse por muy pocos y contados factores e inevitablemente eso sucedió. Golpean la puerta, era su madre, la de Juliana; realmente nunca habían logrado tener una buena relación y esa tarde no podía ser diferente a otras. Entró sin que nadie la invitara, se preparó un té en las mismas circunstancias y realizó por lo menos tres llamados telefónicos, la madre por supuesto. Ni siquiera reparó en lo inoportuna que había sido; hasta que luego de treinta minutos, comenzó a percibir la mirada evasiva de su hija, es decir la no mirada, la mas expresiva de todas las miradas. Y como por arte de magia decidió marcharse, solo le tomó 3 segundos, mucho menos tiempo del que lleva decir la palabra “chau”.
Sobre la mesa había quedado un sobre semitransparente que Juliana no pudo reconocer como propio, para cuando se dio cuenta que lo había dejado su madre olvidado (?), quiso gritarle por la ventana pero era demasiado tarde. El sobre contenía algunas viejas tarjetas de ella, su madre y su padre y fotos también viejas para no desentonar, fotos de su padre ya fallecido hace por lo menos 6 años ...
... el mundo se le desmoronó como castillo de naipes y no pudo evitar romper en llanto.
Jime, 29 de octubre de 2003, 22:00:47 ART