¿Dónde están los sentimientos?
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El 2010 me desafió a dejar de negar una realidad y a hacer un viaje obligado hacia “mon intérieur”. Había opción?, no, no la había. Los hechos guiaron, los sucesos se fueron dando y así comenzó una travesía con horizonte incierto, borroso, no buscado y poco motivador a priori.
Los primeros momentos se asemejaron al tren fantasma del Italpark y mas luego, ya logrando viajar con menos ansiedad y autoexigencia la cosa se fue pareciendo más al paisaje de las rutas de la patagonia.
Con un aparente aspecto exterior infecundo, árido, desolado y a la vez con un corazón fértil, lleno de vida y potencialidad.
Dicen que siempre que llovió paró.
Dicen.
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