Dios Vulcano
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Mi amiga M dice extrañada “que estará pasando que hay tanto silencio?”. Ella me conoce, realmente lo hace.
Eso es lo bueno de la amistad propiamente dicha. Tengo un comportamiento volcánico. Cada tanto una suerte de conducto posibilita el contacto entre la parte externa de mi “corteza” con la parte interna, esa que se sumerge en los más profundos universos de mi persona.
El silencio, es sólo la señal del preludio del magma que saldrá en forma de lava en el momento en que las placas tectónicas que conforman ese universo interior, se desequilibren por haber encontrado un punto de inflexión… el límite de toda “cosa”.
Estos tiempos deseo el acompañamiento masculino, simbólicamente representado como el abrazo vigoroso aunque también cariñoso, cálido y protector.
Estos tiempos también resuena una frase escuchada “un vínculo de pareja, debería idealmente comunicarse en una atmósfera de compañerismo solidario”.
Puedo convivir con la soledad, incluso he aprendido a disfrutarla, sin embargo para dar un paso en el sentido del sinceramiento, debo expresar que comienzo a comprender que mi mejor estado en resonancia, ocurre frente a la existencia de ese ser, complemento de mi ser.
Estos tiempos también reflexiono sobre la repetición del modelo conocido, sobre caer en lo mismo, estos tiempos también observo la repetición en el otro, de su historia, de la aparente e inevitable necesidad que tiene de hacerlo. Pero de eso no puedo hablar, sólo teorizar sobre mis vivencias y decir, en mi caso, que si bien la inercia aún opera, el hecho de haber descubierto que eso sucedía me lleva también al proceso interno/psicológico de reformular y en consecuencia crecer.
Ni más, ni menos.
Jime, 24 de mayo de 2010, 16:23:41 ART