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L es Argentina, se fue a vivir a Australia hace años -éste detalle lo cuento sólo a efecto de decir que me da mucha impotencia tener a mi amiga lejos y no poder ayudarla de cerca-, allí se casó, tuvo dos hijos y años más tarde le pidió el divorcio a su marido.
Resulta ser que éste sujeto, que se volvió millonario al lado de ella, no acepta su pedido, es una persona muy influyente sobre las altas esferas del poder y la amenazó con dejarla sin nada y/o mandarla a matar y/o quedarse con la tenencia de sus hijos.
Esta historia es un ejemplo a simple vista de sometimiento, manipulación y violencia.
Dejemos por ahora de lado la dinámica víctima-victimario dañina vs. la comunicación sana y sincera, porque de momento tengo el juicio nublado e imposibilitado de tener una reflexión medianamente objetiva pero, para muestra sólo basta un botón, hubiera dicho mi abuela.
Vivimos con la necesidad de ser aceptados, queridos, sin llevarlo al extremo de que te amenacen de muerte existen diferentes grados de violencia-maltrato en una relación de pareja, la pregunta del millón sería:
¿qué precio estás dispuesto a pagar?.
Jime, 14 de marzo de 2010, 23:17:19 ART