Mi pié derecho
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No había conexión, me fui enfrente, a la heladería.
El señor pasó por mi mesa apurado, con sus manos ocupadas -BB, las llaves de su Peugeot, la billetera y su helado-.
Simplemente se tropezó y todo lo que tenía en sus manos quedó depositado en mi pie derecho.
- Perdón, me tropecé con la suela del zapato y ahora mi helado está en tu pié, no se como pedirte disculpas.
Sólo sonreí.
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