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- ... Porque tampoco es posible andar por la vida regalando "te amos"... Dijo, para terminar de darleforma a la idea
Y no, en la adultez eso se nota, veo a mis niños abrazando y diciendo te quiero mucho a quienes les generan querer decirlo, y a mi ni se me ocurre decirles que acaban de conocer a esa persona (!!), porque en definitiva si lo pienso más en profundidad, ellos realmente sienten eso por ese otro ser, al menos en ese preciso instante en el que lo están diciendo.
La diferencia, no menor, es que los adultos antes de decir algo de semejante envergadura -perdón por el exabrupto-, hacemos una proyección a futuro.
Muchas veces dejamos de decir “te quiero mucho” porque nos imaginamos como será la continuidad de esa relación, o que atribuciones se tomará el otro al confirmar nuestro sentir, ¿lo manipulará?, ¿huirá despavorido?, ¿necesitará expresar que no siente lo mismo o con la misma intensidad?
Y así es como frente a la posibilidad de ocurrencia de tales desenlaces, fruncimos el upíte y decidimos reservar para nuestros adentros, bien adentro, nuestra expresión del cariño.
Dejándolo reducido a las sombras de nuestra alma.
Jime, 23 de noviembre de 2009, 23:25:28 ART