La mala madre
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- mami, ¿hay una sorpresa para nosotros en casa?
- no hijito, mami no compra todos los días sorpresas, ¿papá les compra sorpresas?
- no, el nunca nos da sorpresas, dice que no tiene plata
- ah, claro, por eso, yo hoy no tengo sorpresa para darles porque tampoco tengo plata
- pero vos sí tenés plata!
- ¿y cómo sabés eso?
- porque sólo los que se operan del brazo, cómo papá, no tienen plata
En algún momento iba a comenzar a evidenciarse. Me muestro tan autosuficiente, detesto dar lástima, ni hablar de tener una actitud culpógena. No es que no sea genuina, pero, entiendo que soy la persona adulta del hogar, que ellos son los pequeños, los que deben ser cuidados, protegidos, criados. Quizás diferente sería si fueran mas grandes.
Paralelamente la realidad muestra que los niños también “cuidan” al mas “débil”.
Todo el tiempo me digo eso, que cada acto acarrea una consecuencia, que cada una de nuestras acciones, como adultos, genera un potencial aprendizaje y una impronta, que a lo largo del tiempo, se irá modelando hasta quedar establecida como recuerdo de lo que pudo interpretarse de un experiencia vivida.
Dicho en otras palabras, hagamos lo que hagamos siempre cometeremos errores de crianza.
Es mi deseo poder seguir criando a mis hijos con la convicción con la que lo vengo haciendo, aunque eso me ponga en el lugar de “la mala” de la película.
Jime, 18 de noviembre de 2009, 23:42:18 ART