A, B y C
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A le cuenta a B, B le cuenta a C, y le pide discreción para no dejar a A en evidencia -en realidad B quedaría en evidencia-.
C conoce el secreto de A. Pero C es una tumba y tiene la cualidad de poner su mejor cara de boluda cuando eventualmente alguien indague a A acerca de ese secreto tan celosamente guardado.
C sabe que lo importante es conocer la información, si le dan a elegir prefiere saber, aunque nunca vaya a poder exteriorizarla.
No poder contarla o escribirla no le quita el sueño. Cada uno tiene sus motivos por los cuales decide qué y a quién contar sus cosas.
C sabe que sus propias elecciones serán mejor -más ricamente- tomadas cuanto mayor conocimiento tenga de lo evidente, de lo aparente y de lo oculto. Ese conocimiento, entiéndase que no hablamos de chismes, le permite crecer.
De eso se trata, la vida.
Jime, 20 de julio de 2009, 21:22:58 ART