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Haber tenido la oportunidad de probar salmón rosado forma parte del acumulativo de experiencias sublimes.
Y si bien es cierto que el ejercicio diario de la adaptabilidad frente a diferentes circunstancias, nos permite la posibilidad de vivir a milanesa de soja -asumiendo que eso es lo único que la realidad tiene para ofrecernos-.
No será menos cierto que el que haya pasado por conocer al salmón, aunque mas no sea muy en el fondo de su ser, siempre aspirará a volver a repetir esa experiencia.
Nos basamos en lo conocido y a partir de allí vamos agiornando momento a momento, nuestra escala de valores, ó para decirlo en forma más adecuada -en este caso-, nuestra escala de deseos, circunstancia en la cual no deberíamos omitir también evaluar, si hemos hecho el esfuerzo necesario para ser merecedores de salmón.
Jime, 14 de mayo de 2009, 18:12:41 ART