El citroven
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Recuerdo cuando era pequeña, quizás tenía 4 o 5 años, no podría decirlo con excatitud, pero lo que si puedo afirmar es que a mis padres les gustaba salir a almorzar en familia, generalmente a algún lugar tranqui de zona norte, cerca de casa.
Y bueno, como toda niña, no me cambiabas el menú ni por casualidad con lo que si había ñoquis o salchichas con puré podía estar todo bien.
Claro que con la simpleza de esos platos mi comida siempre llegaba antes que la de los demás y de más está decir que un niño come a la velocidad de la luz o lo que sería lo mismo decir que tarda esa velocidad en perder la capacidad de quedarse sentado tranquilito en su silla... so... a los veinte minutos, como buena hincha pelotas comenzaba a repetir en loop lo siguiente:
- falta mucho para que nos vayamos?
- jime, falta que comamos todos nosotros, ahora quedate tranquilita ahi sentada
- y puedo comer el postre?, quiero helado, son mas ricos los de los restaurantes porque tienen bombones recubiertos de chocolate
- no, si es helado vamos a comerlo en una heladeria, eso de que son mas ricos en lugares como estos es una fantasia, son mas ricos los de las heladerías, asi que de nuevo te digo que te quedes quietita hasta que terminemos nosotros también de comer
Y asi entraba en un sin fin de hincha pelotéz para el resto, sumado a que como tenía el pelo lasio y casi blanco de tan rubio, a los mozos les llamaba la atención y siempre me lo tocaban y mi mamá odiaba eso porque me lo engrasaban todo y como yo después no me quería dejar peinar, se me hacían nudos horrorosos que finalizaban en tijeretazo, pero eso forma parte de otra historia.
Pasados unos 30 minutos me mandaban a camniar por las mesas, a ver si "la nena" podía entretenerse un rato, o molestar a otros, y pasados unos minutos mas me mandaban a la puerta a ver si estaba el auto.
El auto era un citroen 3CV, fabuloso, a mi me encantaba, rebotaba todo el tiempo, se le sacaban los asientos y el techo, se te cerraba la ventanilla sobre el brazo y los limpia parabrisas no servian para nada cuando llovia... y mi mamá, cuando manejaba, aaah, eso eran palabras mayores, nunca regulaba hasta donde apretar el freno y los ocupantes nos la pasábamos haciendo saludito al rey, unos 5 o 6 antes de terminar frenando en cada semáforo o bocacalle, hasta que un día se le cruzó un árbol, el muy infeliz se ve que estaba cruzando una calle porque lo atropelló, bueno eso es lo que ella contaba, pero eso también forma parte de otra historia.
Cuando estaba frío, luego de haber pasado una noche de helada, había que darle con un coso para que arranque y en esos momentos, digo, por la mañana, cuando mi papá me subia al auto lo escuchaba decir, luego de intentar arrancarlo y no lograrlo: "el citroen y la puta que lo parió"... luego arrancaba y yo cantaba en el viaje "el citroven, el citroven y la puta que lo parió", imaginense la tensión de la mirada de mi padre sobre el espejito retrovisor cuando yo hacia eso.
Bien, finalmente fui a la puerta del restaurant a ver si estaba el auto, y no, no estaba, asi que volvi a la mesa y comuniqué la noticia, y no me creyeron, me pidieron que vuelva a chequear y volví, y el citroen seguia sin estar por lo que mi confirmación fue: el citroen y la puta que lo parió no están.
Para hacerla corta, mi padre lo habia dejado mal estacionado, y se lo habia llevado una grúa mientras comíamos.
Conclusión: no todo lo que dicen los niños proviene de la fantasía.
Jime, 22 de abril de 2009, 19:28:14 ART