Míos
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Quizás sea mas fácil imaginar esta situación si hablamos de los hijos.
Podemos decir que nuestros hijos son nuestros, lo que es lo mismo que decir que mis hijos son mios, pero paradójicamente sabemos al mismo tiempo que no son nuestros, no son nuestra posesión.
Son nuestra sangre, pero eso no los hace nuestros, como al mismo tiempo nosotros no somos sus padres, porque seamos de ellos, sino porque los hemos concebido, y eso, aunque parezca un juego dialéctico podria ser la clave del entendimiento de muchas otras relaciones vinculares.
Tenemos esa costumbre, decimos mi marido, mi amiga, y la sociedad inclusive avala con sus leyes, asi es como llegamos a la conclusión de que un matrimonio finalmente es una sociedad anónima, visto crudamente claro.
No le pedimos a nuestras amistades que nos firmen un papel de sociedad en el Registro Civil, pero mas de una vez asumimos que lo hemos hecho, y queda como implícito que a partir de alli tenemos derechos y obligaciones frente a ese vínculo.
La realidad es que lo único mío, propiamente dicho, es todo lo que se encuentra dentro de los límites de mi persona, todo lo demás, forma parte de nuestras fantasias.
La ausencia de "vicios" en nuestros vínculos interhumanos será directamente proporcional a la claridad con la que podamos ver esto y en consecuencia, con su implementación.
Jime, 14 de mayo de 2009, 11:49:43 ART
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