Fatalidad
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Las tres y cuarto de la mañana y no podía cerrar un ojo, no había caso, ya había intentado con cuanta técnica podía recordar, realmente estaba cansado, había pasado por una de las jornadas mas largas de los últimos tiempos, y la terrible noticia le había caido como cien baldes de agua fría. Pero ¿cómo pudo ser posible?. Había escuchado millones de veces esas historias sobre la fatalidad, algunas de ellas hasta parecían sacadas de la imaginación del mejor guionista de Hollywood. Pero esto no formaba parte de la ficción, esto realmente había pasado, cientos de miles de kilómetros no iban a modificar esa realidad.
Ya habían pasado tres horas desde esa última llamada... daba lo mismo, podrían haber pasado diez horas, de todos modos él no lo iba a poder aceptar hasta no poder verla con sus propios ojos. Hacía dos meses y trece días que no la veía. – “¡maldigo el día en el que acepté hacer este viaje!... ¡maldigo mi trabajo!, ¡tendría que haberme quedado!, las cosas podrían haber resultado diferentes...”, pensaba mientras veía girar la aguja del segundero.
Por supuesto, cada acción necesariamente conllevará a una consecuencia, ¿cada acción presente?, si, tal parece que el presente va de la mano de un resultado futuro. Presente y futuro de la mano... en fin, no parece ser el mejor momento para filosofar. Él es antropólogo y bien sabía que por su actividad, tendría obligatoriamente que estar con un pié en la tierra y el otro arriba de un avión; y ella... ella... bueh ella ya no importa... fue un accidente y ahora solo resta que se hagan las seis de la mañana para tomar su vuelo...
... y poder cumplir con su cita en el cementerio.
Jime, 7 de diciembre de 2003, 21:23:45 ART
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