Kant se revuelca en su tumba
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Hay días en los que me saturo de ciertas actitudes humanas.
Hay días en los que creo que la realidad me supera y no logro ver con claridad cual es la línea, cual es el límite que debería remarcar la frontera, la diferencia entre la pobreza y la riqueza, la ignorancia y lo contrario, la hipocresía y la sinceridad, la crítica constructiva y la destructiva.
No dejo de asombrarme al observar la facilidad que tienen algunas personas, para apedrear la opinión de "algún otro" sin detenerse a analizar algunas cosas.
La crítica por la crítica misma... y ni hablar de la fila de sujetos que se suman por el simple hecho de apañarse en la multitud, total que empieza uno ... y los demás lo siguen por inercia.
Seguramente hay gente más tonta que uno, más ridícula, más cabeza dura e incluso menos inteligente ... sin embargo; no pareciera a simple vista, que eso fuera razón suficiente como para transferirnos a modo de escritura inmobiliaria, el derecho a convertirnos en juez ... o en el peor de los casos a poner rótulos del estilo: "sos un pelotudo", "sos un inútil", "comprate un cerebro"...
Claro que criticar es lindo, nos llena el ego, nos desarrolla el narcisismo... y compararnos con quienes creemos que son "menos inteligentes" podría ficticiamente enorgullecernos ... pero paradójicamente, esa actitud nos pone en un lugar que dista mucho de eso ...
... mucho me apena ver gente intelectualmente admirable, prestándose a juegos dialécticos que les quedan chicos, dando la impresión de que se conforman siendo el rey tuerto, en el país de los ciegos ...
... y llegado el caso, el caos es tal, que hasta se desvirtúa la idea nuclear. Es decir, sería deseable que la crítica fuera un desafío, algo para superar, un camino hacia, un medio para, parte de un proceso...
...mucho más que un fin.
Jime, 20 de octubre de 2003, 21:08:46 ART
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